​​No le perdonan a Cristina que haya protagonizado ese rescate, que haya sobrevivido a las movilizaciones golpistas, a la propia muerte de su marido Néstor, a la ofensiva cobarde de los fondos buitre. No se le perdona que, mujer, haya afrontado, con altivez, las agresiones torpes, machistas y groseras, como corresponde a una derecha complaciente con los crímenes del terrorismo de Estado. No le perdonan a Cristina y a Néstor haber reabierto los procesos en contra de los responsables por los crímenes de Estado. No les perdonan el reencuentro de más de cien nietos, hijos de militantes opositores a la dictadura, que además de asesinados tuvieron a sus hijos secuestrados, en el peor crimen humanitario que hayamos conocido.