¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Quién merece realmente asumir la  honorable misión de representar nuestro pensamiento y conciencia ante la sociedad y el Estado? ¿Qué conjunto de calidades intelectuales y morales debe vestir aquel hombre o mujer que interprete de modo fidedigno lo que nuestra mente y nuestro corazón consideran, justo, razonable y ético en el ejercicio del gobierno público? ¿A quienes hemos de otorgar el honorífico título de “líder” y cómo podemos reconocerlos como tales?