América Latina tiene depositados $1,034,005 millones líquidos en el resto del mundo. Es decir, más de un millón de millones de dólares estadounidenses. Y por otro lado, la Región está sedienta de dólares, sea como préstamos de organismos multilaterales (de los países hegemónicos) o como inversión extranjera directa de las transnacionales de los mismos países hegemónicos. Estas cifras representan la más grande paradoja de la vieja arquitectura financiera. Estamos ante una coyuntura que hace cada vez más necesaria la nueva arquitectura financiera.