La Fronda pretende encerrar el debate en los marcos legales, arrinconar al SII y deslegitimar a la Fiscalía, todo eso para escapar de lo que parece una tormenta perfecta. La norma que se propone no pretende, solamente, reducir el espacio de acción de la prensa, sino también pretende privar a la opinión pública de información fundamental para decidir por quién votar y por quién no votar. Esto explica por qué la Fronda se siente tan amenazada por la nueva lógica de los medios digitales y las redes: ya no puede controlar los contenidos, ya no puede censurar en las cortes. La Fronda busca protegerse de forma impúdica, aterrada ante la disolución del principio de autoridad que había guiado la transición.