El 11 de septiembre de 1973: «Son las 11.45 am. El ejército, la marina y la aviación han decidido echar a Allende y a sus ministros. Allende está en La Moneda. Y el ejército, la marina y la aviación le dijeron a Allende que se rindiera porque si no se rendía iban a atacar por tierra y aire. Resultado: Allende no se rindió y bombardearon La Moneda. Y se empezó a incendiar«. El ambiente que se vivió esa jornada en su barrio, en el municipio de Ñuñoa: «Por mi calle todas las casas pusieron una bandera chilena en la ventana. Y unas personas hasta sacaron una mesa para la calle. Y empezaron a dar café». Sus propios sentimientos ante lo que sucedía en su país: «A mí me da pena que maten o destierren a Allende«. La empatía de una niña de 12 años: «No creí que para hacer rendirse a los U.P. se tuvieran que sacrificar tantas vidas«.