La disputa entre los mapuches por la propiedad de sus tierras tiene su origen en la violación de los acuerdos firmados en el Pacto de Quilín en 1641, y el pacto de Tapihue en 1825, el primero con la corona española y el segundo con el estado de Chile. La historia es clara para demostrar que en ambos tratados se delimitó la frontera al sur del río Biobío y se les reconoció la Independencia mapuche como pueblo, hasta que el Estado de Chile desconoció estos acuerdos e invadió militarmente sus tierras para “consolidar su soberanía en esta zona considerada rebelde”.