Las declaraciones del diputado Urrutia y otros actores políticos en materia de negación [de los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura], constituyen lo que el sociólogo Manuel Antonio Garretón reconoció como un enclave autoritario relativo a la presencia de valores, mentalidades y actitudes propiamente antidemocráticas o autoritarias. Este problema se configura como una limitante para la consolidación de la democracia en el campo de la discusión ideológica respecto de la relación entre pasado, presente y futuro en nuestra sociedad.