Con Javier Rebolledo estamos muchos. No solo por él, sino por el derecho de expresión y la libertad de prensa. Con Javier se juega una parte importante del derecho a la memoria y la sanidad de nuestra democracia. Su trabajo ha sido mostrarnos el horror, pasearnos por las mazmorras malolientes que muchos atribuyen al “contexto” y que no quisieran ver, pero que de cuando en cuando, aparecen con sus muertos, sus torturados y apaleados, para que podamos decir con fuerza, nunca más. Para que nunca más en Chile.