En noviembre del pasado año, y en medio de las elecciones presidenciales, escribí un artículo intitulado ‘Un mundo sin dinero’ en el que, luego de analizar las formas dinerarias que parecen estar imponiéndose en el siglo 21, defendía la necesidad de avanzar rápida y resueltamente hacia una sociedad en donde no existiese dinero en efectivo ni cheques o documentos de similar naturaleza.