Ricardo Lagos, el malabarista artero
Esta época, estos mismos meses alucinantes que vivimos, no podrán sino ser recordados con la perspectiva del tiempo como de vergüenza, como la época en que a este castigado país le correspondió transitar hacia la nada, dirigido por una verdadera cultura de la sinvergüenzura y la traición.
Y uno de sus constructores indiscutidos es Ricardo Lagos.
¿Qué hay detrás del documento firmado por la casta política- empresarial?
Hace algunos días desde la UDI al PC firmaron un documento para fijar su posición ante a la crisis del financiamiento de la política. Lo lamentable del mismo es que intenta rebajar la gravedad del asunto para de ese modo estabilizar la «democracia» en la medida de lo posible; se relativizan los hechos al calificar los escándalos como “conductas reñidas con la ética, en el sector público y privado”. Sin embargo, estamos ante la compra y venta de cargos políticos para defender los intereses de la patronal.
Los ecos de la traición
Ahora es que se puede explicar en realidad la decisión de un ex ministro como Enrique Correa de emigrar de la política a las actividades del lobby que han llevado a su empresa a prestarle asesoría a los más cuestionados empresarios pinochetistas, a agenciarse representantes y familiares en La Moneda y a discriminar a qué candidatos apoyar y convertir en sus secuaces dentro del amplio el espectro político de los que hoy cobija la Nueva Mayoría.
De tumbo en tumbo
Trampas, mentiras, embustes, engaños y falacias están saliendo a la luz pública: creíamos estar mas o menos libres de corrupciones en el panorama de América latina y hemos comprobado que estábamos en una burbuja: a nuestro alrededor se tejía una red de descomposición moral armada por los mismos próceres de la banca y de la política que deberían dar el ejemplo. Ahí parece que la solución va por la urgencia de una Asamblea Constituyente que organice la cosa social de otra manera
La profesora pregunta
– Juanito, ¿en qué trabaja tu papá?
– Es abogado, señorita.
– ¿Y el tuyo, Susanita?
– Es ingeniero, señorita.
– ¿Y el tuyo a qué se dedica, Silvina?
– Es médico, señorita.
– ¿Y el tuyo, Jaimito?
La droga de los estímulos monetarios, la corrupción y los resultados
Los efectos colaterales de la caída del precio del petróleo se dejan sentir en los Estados Unidos de diferentes formas. La producción de petróleo ha comenzado a caer en…
Ética, corrupción y nueva Constitución
Cuando son necesarias tantas reformas y tal envergadura, es claro que la carta fundamental ya no responde a las necesidades de una nueva institucionalidad y las demandas de la sociedad. Si a ello le sumamos el “problemita” de la legitimidad de origen de la actual Constitución, los argumentos para reemplazarla sobran.
Un país cautivo
El enriquecimiento ilícito, la codicia y la soberbia desde siempre han caracterizado a los poderosos empresarios y multimillonarios de Chile. Las excepciones a la regla son demasiado fortuitas y no logran desmentir esta patética realidad. Las grandes organizaciones patronales no son más que meros cenáculos para el conciliábulo de los delincuentes de cuello y corbata, como el país bien los identifica.
Los casos Penta, Caval, Soquimich y la crisis sistémica
Chile como ejemplo de democracia y estabilidad en la región, como paradigma de desarrollo: se habla de la loable seguridad jurídica que el sistema logró respecto a las inversiones, etc. Pero, en Chile lo que prospera es el neoliberalismo. Es decir, la corrupción, la exclusión y los negociados de unos pocos, de quienes se vieron favorecidos con el golpe que acabó con la vía al socialismo imponiendo posteriormente políticas de apertura del mercado a través del terror de la dictadura.
Tensión en el Congreso por próximos pasos en investigación sobre SQM
En los 25 años de post dictadura nunca antes la clase política había enfrentado un momento tan crucial como el que se vive hoy, luego que se empezara a correr el telón que cubre la estrecha relación entre el dinero y política. Algunos personeros hacen llamados a transparentar el financiamiento de las campañas electorales, mientras otros se muestran cautelosos y piden dejar que las instituciones funcionen como siempre lo han hecho.