El conservadurismo autoritario y populista, que hoy representa la candidatura de José Antonio Kast, asume a conveniencia algunos aspectos de las religiones y los instrumentaliza con la excusa de defender lo que él llama valores. Sin embargo, la contradicción en este discurso es evidente. Lo que en realidad se defiende y refuerza son estereotipos y prejuicios cuya imposición no hace más que ir contra los mismos principios que afirma querer tutelar.