El otro Chile. “Cada oveja con su pareja”
Hace unos días, residentes del barrio cercano a la rotonda Atenas (¿qué diría hoy Sócrates?), golpearon, con decisión y frenesí, sus cacerolas y sartenes de teflón, en airada protesta contra el alcalde de Las Condes, comuna supuestamente de elite, por su proyecto de levantar un edificio de “viviendas sociales” en el corazón del barrio, iniciativa insólita y de suyo peligrosa, pues, como afirmara un vecino: -“No queremos que nuestro entorno se llene de lanzas y cogoteros”. Este prurito antidelictual no incluye a los delincuentes más nocivos y eficaces: los de cuello y corbata, por lo general, residentes de comunas encumbradas.
Lo mejor que puede hacer un chileno es irse de Chile
Tanto los chilenos de clase alta como los más humildes deberían salir de Chile para comprobar lo que es vivir en sociedades donde los servicios son excelentes, donde la gente confía en los demás y en general es amable unos con otros en sus encuentros diarios.
Podrán darse cuenta de que pasivo-agresivo no es el camino al éxito. Que pedir directamente lo que quieres es probablemente la mejor forma de obtenerlo. Que decir “no” a las cosas que no quieres hacer, es mucho más fácil que decir “sí” a todo siendo algo que realmente no deseas.