Gabriel García Márquez cuenta la historia de su obra maestra «Cien años de soledad»
Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, cuenta la historia de como inició y como llevó adelante la escritura de esa obra maestra de la lengua castellana, que comienza con la frase: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo» y que llegó a nosotros bajo el título «Cien años de soledad».
Entre el río de aguas claras y la isla de las salamandras azules
La palabra más linda del castellano pudo haber sido Aracataca, la cual al descomponerse en «Ara», significa río en chimila, y «cataca» agua clara [1]. La vida literaria de Gabriel García Márquez fué un Aracataca, un río de aguas claras. No en vano nació en ese pueblo costeño, pueblo que inspiró en él el universo imaginario llamado Macondo. Él ahora se fué para allá, no para dejarnos, sino para encontrarse con los personajes de sus relatos, acabando así con los cien años de soledad.
Todos lloran a Gabo… menos uno
A fines de la década del 60´, cuando iba de fin de semana a la playa, llegó a él la voz de cómo debía contarla. Cuenta su mujer, Mercedes Barcha, que no tocaron ni la arena ni sus cálidas aguas, sino que regresaron de inmediato a su modesto departamento en el DF, vendieron algunos enseres, y “Gabo”, se encerró a escribir durante meses. De esa convicción y arduo trabajo saldría la primera y mítica frase con la que arranca Cien años de soledad: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…”
No recuerdo…
No recuerdo dónde lo conocí. Puede haber sido gracias a Haydee Santamaría. Acaso coincidimos en alguna comida en casa de la amiga común, quizá en aquella en que fui embromado con una tortilla de plátanos maduros. Lo que sí tengo claro es que en septiembre de 1969, entre la treintena de libros que embarqué en el Playa Girón, había un Cien años de soledad que ya había leído un par veces.