La religión se construye alrededor de los premios y castigos de algo tan superior, que el solo pensar en desobedecer nos causa pánico.  Y la adhesión a los principios construidos sobre estas emociones, nos pueden llevar a los más grandes atropellos del prójimo, si es que fuimos indoctrinados en que eso era bueno. Y esas reacciones emocionales de defensa o ataque si tocan nuestra religión, no son muy aconsejables dentro de la cordialidad, la paciencia y la capacidad negociadora  y el objetivo  de aunar visiones que incluyan a la mayoría que debería tener el debate político republicano.