Putin y el Consejo de Seguridad ruso también saben que la OTAN abandonó Afganistán -un fracaso absolutamente miserable- para poner todas sus fichas en Ucrania. Así que perder Kabul y Kiev será el último golpe mortal: Significa dejar el siglo XXI euroasiático en manos de la asociación estratégica entre Rusia, China e Irán.