El arduo anhelo de la paz
Tatán declaró la Guerra. El pueblo de Chile le declaró la Paz. Y le pide, amablemente, que se vaya a freír monos a otro sitio. De preferencia acompañado del Congreso de pachanga, que bien ha bailado durante 30 años sin ocuparse de nada sino de sus propias sinecuras. Hasta ahora la violencia, las salvajadas, los crímenes, corren por cuenta de la soldadesca. Escenas insoportables circulan en video, que muestran lo que algunos sicarios de uniforme son capaces de hacer por sus amos. Peores que perros de presa. POLITIKA guarda una colección. Para que después no digan… «yo no fui…» Una nota de Edmundo Moure.