“La administración del Estado desplazó bajo engaño a miles de familias, las que se encontraban en viviendas habitables, para demolerlas y poner sus terrenos a disposición de la especulación inmobiliaria, una práctica empresarial a la que la élite política y su burocracia se encuentran estrechamente ligadas. Estas familias fueron damnificadas por la acción del Estado y también se les segregó, erradicándoseles a sectores de menos valor o, definitivamente, perdieron su más básica propiedad, siendo arrojados nuevamente a la masa de los sin casa.”