El carácter de clase de un segundo período presidencial no tiene por qué ser, necesariamente, el mismo del período anterior; es más: ni siquiera puede dicho carácter de clase ser el mismo en cada una de las fases que el gobierno ha de recorrer dentro de un determinado período. Lo que no obsta a que tal circunstancia pueda suceder. Por eso es conveniente analizarlo constantemente, y descubrir, en su evolución, los rasgos que pudieren haberse alterado para conferirle una nueva fisonomía.