En momentos en que el discurso de los tres gobiernos se dirige a ganar puntos al interior de sus países, para conservar o mejorar el nivel de apoyo, sin considerar soluciones integradoras verdaderas, no debe apagarse la llama superadora posible: el acercamiento, la unidad, la integración. Los tres países culpan a los otros de sus males mas que a su propia oligarquía nacional o a las potencias imperiales de los siglos XIX y XX. La demagogia de los tres enemista a nuestros pueblos y puede llevarnos a problemas graves y a un permanente y costoso gasto militar, que sólo favorece a ciertos mercaderes modernos.