Un análisis del discurso serio de lo que se habla en esta media hora de entrevista arrojaría una conclusión que viene aclarándose con las décadas: la subjetividad de la clase media venezolana está tomada por Miami. Su imaginario tiene forma de centro comercial en Brickell: el distrito financiero donde reposan sus aspiraciones. Cada vez que usted escuche por la calle o lea en sus pantallas que Cuba o el G2 dominan Venezuela, piense siempre en Miami.