O paramos la corrupción (y a sus protagonistas), o esto termina como en Colombia
O damos un giro copernicano en torno a la corrupción, o no nos lamentemos más tarde cuando sea moneda corriente asesinar periodistas, matar líderes ambientalistas o desterrar críticos. La elección del Gobernador, esperamos que con atribuciones puede ser la puerta que nos saque de la putrefacción o, en su defecto, termines pro consolidarla hasta que ya nadie vaya a votar. Ese será la lápida definitiva de nuestra democracia que, como sabemos, tanto costó recuperar para concluir en esta mierda.