Las Guerras del Opio representan el paradigma del colonialismo británico. Londres no trató de ‎dominar a la población china en el plano político sino sólo de explotarla en el plano económico. ‎Para imponer a los chinos el consumo de la droga, la reina Victoria desató contra ellos ‎dos guerras que acabaron con varios millones de vidas. ‎