Julio fue un mes traumático en las relaciones entre el presidente Jair Bolsonaro y las Fuerzas Armadas brasileñas.
Comenzó con un plato fuerte: el 5 de ese mes el vicepresidente Hamilton Mourão concedió una entrevista a la revista Crusoé, en la que reveló haber recibido un pedido del presidente para «actuar con mayor moderación», a la vez que rechazaba «la desconfianza del presidente en los militares que estarían interesados en tomar el poder».