“The Statues that Walked” es un libro que hay que leer, en particular por quienes se inquietan -con razón- por la amenaza de un colapso ecológico. Para ser capaz de impedirlo o solo de atenuarlo en una cierta medida (incluso en absoluto…) es esencial para el porvenir no equivocarse de análisis: no es la “naturaleza humana” quien ha creado la amenaza, sino la naturaleza del capitalismo. Es por consiguiente imperativo romper con este modo de producción, sinónimo de crecimiento ilimitado, y por tanto, de destrucción.