El desencanto del Hombre, las guerras, mataron a Stephan Zweig. Y según cuenta Edmundo Moure, amargaron el trabajo literario de Josep Pla. ¿Cómo no? Quienes nunca conocieron el fatal desenfreno de las bombas -que ahora llaman «inteligentes»- lanzadas por seres humanos a priori dotados de razón, ¿podrán comprender la decepción ante el fracaso del espíritu humano?