La orden fue dada. Ahora o nunca, hay que liquidar a Podemos, cueste lo que cueste. El debate Sánchez–Pablo Iglesias marcó un antes y un después; lo de la “cal viva” fue una señal, un dato especialmente significativo: ¿de qué? De que Podemos va en serio, que no votará o se abstendrá ante un previsible gobierno de coalición Ciudadanos-PSOE. Ahora se trata de tirar del manual, un grueso libro, siempre renovado y puesto al día, trabajosamente elaborado por expertas manos de las cloacas periodísticas del Estado y demás aparatos paralelos de los que mandan.