La esperada muerte de Shimon Peres el 28 de septiembre, a la respetable edad de 93 años, suscita obviamente un concierto unánime de alabanzas “al artesano de la paz”. Lamentablemente debemos romper este unanimismo. Szymon Perski fue desde muy joven un perro de guerra, pero un perro astuto, un verdadero zorro, que tuvo siempre el arte de revestir los ropajes del cordero y de transformar sus derrotas en victorias.