La defectuosa línea de pobreza extrema del Banco Mundial ha dibujado una imagen erróneamente positiva que ha provocado una complacencia peligrosa sobre los progresos.
De repente, la pobreza se ha vuelto noticia. Es imposible no ver el impacto absolutamente desproporcionado que el coronavirus está teniendo entre la gente pobre y marginada. Cientos de millones de personas abocadas al desempleo y a la miseria. Con un apoyo insuficiente en la mayoría de los casos, aumentan el hambre, la falta de vivienda y los trabajos peligrosos.