No hay nada más abominable, cruel y clasista que la cárcel: entre el trato a los presos en Punta Peuco y el que se les da a los pobres reos en las cárceles comunes es similar la diferencia entre el cielo y el infierno. Para los verdugos, autores de crímenes de lesa humanidad y que sirvieron a un régimen genocida hay una trato respetuoso y, para los presos comunes, insultos, indignidad, hacinamiento y condiciones infrahumanas.