Cuando algún candidato proponga a los ciudadanos la vía parlamentaria para redactar una nueva Constitución, hay tres posibilidades: 1) una reforma tipo Ricardo Lagos y sus ministros, consensuada con la derecha, y que mantenga el carácter subsidiario del Estado; 2) que se produzca el milagro de que todos los partidarios del cambio constitucional alcancen los 80 diputados – dos tercios del total de la integrantes de la Cámara, con el binominal, es prácticamente imposible; 3) dejar la reforma como promesa y culpar a la derecha de intransigencia al no dejarla pasar.
¡Asamblea Constituyente Ahora!