Primero tenemos que enfrentar que el mito que teníamos sobre nosotros mismos y nuestro país, estaba equivocado. Somos mucho más iguales al resto del mundo en afán de poder y de dinero, somos mucho más crédulos y giles de lo que nos gustaría, somos mucho menos responsables de nosotros mismos y de nuestra sociedad, somos solidarios en forma de brote espontáneo pero no hemos sido capaces de crear una sociedad cooperativa, respetuosa de los bienes comunes. Y somos mandados a hacer para echarle la culpa a otro.