“La devastación del paraíso hace tiempo que está en marcha y Chile parece secuestrado por los usureros y los flaites, dos caras de la misma medalla, en los dos extremos del espectro social. ¿Qué une a un flaite y a mucho miembro de nuestra clase dirigente? El desamor a lo propio, y el rapiñaje y la ordinariez. El descuido de Chile -territorio místico- lo lloran los árboles y lo dicen los ríos. Los ríos y lagos sobre los que pasan raudas las ruidosas y groseras “motos de agua”, alterando el curso de sus ondas sutiles y delicadas. Este río -el Fuy- y sus saltos están secándose. El “newen” (energía) de la tierra se debilita a gran velocidad”.