No es el accionar en el ámbito de los derechos humanos, el que le ha granjeado a Bachelet, la “simpatía y el aprecio” del imperio. Es su rol de gendarme y garante del modelo de acumulación capitalista que implantó Estados Unidos en Chile en 1973. Al igual que Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, y por cierto Sebastián Piñera, ha jugado un rol central en la legitimación y administración del modelo. Michelle Bachelet en sus dos gobiernos, no tomó una sola medida, que pusiera en peligro los intereses de los grupos económicos nacionales y transnacionales, y mucho menos, del imperialismo norteamericano.