Más de 211 millones de niños con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años se ven obligados a trabajar. Para sensibilizar a la opinión pública ante este fenómeno planetario que afecta principalmente a los países en vías de desarrollo pero del que no escapan los países ricos, el 12 de junio de 2002, en Ginebra, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tomó la iniciativa de organizar la «primera jornada mundial contra el trabajo infantil (1)»