Hasta ahora se está tratando de investigar el “milicogate” desde el año 2010 en adelante, pero se presume que el fraude viene desde la implementación de la ley reservada del cobre y que a partir de 2010, es sabido,  se eliminaron todos los controles posibles, es decir, dejaron “a los gatos cuidando la carnicería – o la quesería, si les parece-. Sería muy ingenuo pensar que teniendo tantos millones de dólares a la vista y no saber en qué gastarlos, sumado a la falta de control externo e interno y, además, del secreto existente, que la unidad que lo administraba no se aprovechara de esta oportunidad. Al final, el dinero fiscal – de todos los ciudadanos – es equivalente al “de Moya”.