Gulliver en el país de la macroeconomía
La teoría macroeconómica neoclásica está enferma. Desde el punto de vista científico, el programa reduccionista de la teoría macroeconómica basado en la posibilidad de agregar a los habitantes de Lilliput para concebir una especie de nuevo Gulliver conduce a resultados aberrantes. El mundo que nos rodea es heterogéneo y orgánico. Si el reduccionismo (el todo es igual a la suma de sus partes) sigue utilizándose en macroeconomía no es por sus virtudes analíticas, sino por su eficacia ideológica.
El incendiario debate entre economistas que tiene como protagonistas al economista jefe del Banco Mundial
Paul Romer llegó a la entidad en septiembre del año pasado y tiene al “gallinero” de economistas alborotado. El debate viene tomando fuerza desde la crisis del 2008, pero en los márgenes de la profesión. Fue una presentación que hizo en la Universidad de Nueva York casi al mismo tiempo que asumió en el BM que el debate se transformó en polémica. Romer remeció los cimientos de la profesión y atacó directamente al consenso neoliberal. “Desde hace tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás”, es su sentencia.