Cuatro días para declarar una guerra fría
La semana pasada fue extraordinariamente rica en acontecimientos. Pero ningún medio de difusión fue capaz de reportarlos porque todos escondieron deliberadamente ciertos hechos para proteger la narración que su gobierno hacía de ellos. Londres trató de provocar un conflicto de gran envergadura. Pero perdió ante Rusia, Trump y Siria. Aunque su ejército es el cuarto del mundo, el Reino Unido no puede darse el lujo de desafiar a Rusia sin tener aliados. Londres está por lo tanto obligado a inventar un casus belli y a provocar una reacción de sus aliados para llevarlos a exponerse junto al Reino Unido.
El problema no es Trump, sino nosotros
La obsesión con Trump es una fachada para muchos de esos que se autoproclaman «liberales de izquierda», como para reclamar una decencia política. No son de «izquierda», y tampoco son especialmente «liberales». Gran parte de la agresión de Estados Unidos hacia el resto de la humanidad provino de las administraciones conocidas como liberal demócratas, como la de Obama. El espectro político de Estados Unidos se extiende desde el centro mítico a una derecha lunática. La «izquierda» está representada por renegados sin hogar, a quienes Martha Gellhorn describió como «una fraternidad extraña y completamente admirable». La autora excluyó a aquellos que confunden la política con una fijación con sus ombligos.
Los propios estadounidenses tendrán la palabra
El pueblo de Estados Unidos -se ha dicho muchas veces- es el único que podría llevar a cabo la titánica hazaña de hacer caer al imperio más poderoso y sanguinario que haya conocido la humanidad, que espera ansiosa ver a ese pueblo actuar para ofrecerle la solidaridad a que se hará acreedor.
El 11: la responsabilidad de los Estados chileno y norteamericano
Si bien la nación hacia finales de los sesenta, y en particular a partir de la elección de 1970, “se había constituido en una realidad emergente dentro del ámbito internacional… lo que marcó un punto y aparte en el interés por Chile fue el Golpe de Estado de 1973. A partir de ese momento Chile se instala como una referencia de naturaleza mundial y de matriz occidental. De pertenecer a un extremo del extremo occidente”, lo que más tarde sería conocido como la experiencia chilena o la vía chilena pasó a adquirir una centralidad insospechada para la izquierda occidental.
Putin: un discurso histórico
De hecho nos hallamos ante un mundo sin reglas o con reglas que existen pero que son pisoteadas por los actores más poderosos del sistema, comenzando por Estados Unidos y sus aliados, que dan por desahuciada a las Naciones Unidas sin proponer nada a cambio. La Carta de las Naciones Unidas y las decisiones del Consejo de Seguridad son violadas, según Putin, por el autoproclamado líder del mundo libre con la complicidad de sus amigos creando así una peligrosa “anomia legal” que se convierte en campo fértil para el terrorismo, la piratería y las actividades de mercenarios que ora sirven a uno y luego acuden a prestar sus servicios a quien le ofrece la mejor paga. Lo ocurrido con el Estado Islámico es paradigmático en este sentido.
Rusia bajo ataque norteamericano
En algunos de mis artículos he explicado que la Unión Soviética servía como dique de contención del expansionismo norteamericano. El golpe de Estado que derrocó el socialismo realmente existente en la URSS, dio rienda suelta a las fuerzas neoconservadoras para imponer en todo el mundo la hegemonía de EE.UU. La Rusia de Putin, China e Irán son actualmente las únicas barreras de contención del avance ultraconservador-neoliberal.
Brzezinski: La hegemonía mundial de EE.UU. tiene los días contados
La dominación de EE.UU., que después de la Guerra Fría determinaba la agenda internacional, ha terminado y no podrá restablecerse durante la vida de la próxima generación, manifestó el exconsejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski.
Ninguna de las potencias mundiales puede alcanzar la hegemonía mundial en las condiciones actuales, por lo que EE.UU. debe elegir mejor los conflictos en los que va a participar, ya que las consecuencias de un error podrían ser devastadoras.
El juego del miedo
El 22 de mayo de 1949 el secretario de Defensa de los Estados Unidos, James Forrestal, decidió saltar por una ventana del hospital naval de Maryland poniendo fin a su vida. Algunos historiadores, como Eric Hobsbawm, afirman que su situación psíquica había colapsado de tal manera que creía ver desde su habitación a los rusos avanzando hacia el nosocomio. El temor al “peligro rojo que amenazaba” habría sido el detonante que significó el desenlace de su existencia.