El conflicto en curso ya perdió su condición de “asunto interno” de Venezuela. La confrontación desbordó ese punto de partida territorial y actualmente involucra a toda la región. Los dos principales fogoneros de la crisis tienen objetivos muy precisos. Estados Unidos pretende recuperar el dominio pleno de su patio trasero y las clases dominantes locales intentan sepultar todas las demandas populares, que emergieron durante la década pasada.
Si los golpistas logran derrocar al chavismo, avanzarán inmediatamente sobre Bolivia y Cuba, para extender el autoritarismo neoliberal a todo el continente. En Venezuela se disputa el freno o la extensión de esa oleada reaccionaria.