Ya se ha convertido en un ritual que siempre funciona. Cada vez que Washington quiere cambiar un régimen, aparecen misteriosos francotiradores que disparan a la vez contra fuerzas gubernamentales y contra manifestantes de la oposición. Y después desaparecen sin dejar rastro. Así sucedió en Siria, en Ucrania y en Venezuela. En Siria, el resultado de los acontecimientos de Deraa fue que una parte de la población pasó un año sublevada contra el gobierno. En Venezuela, los forenses demostraron que los asesinos abatieron personas de ambos bandos y las protestas han ido extinguiéndose.