Constantemente se nos advierte que Chile, a diferencia de otros, no es un país corrupto. Sin embargo, todos los días se suceden las denuncias de actos ilícitos cometidos por políticos que son sobornados y reciben estipendios escandalosos; por empresarios que se coluden, evaden o eluden sus impuestos; por las utilidades escandalosas recibidas por isapres y AFP derivadas de las cotizaciones de todos los trabajadores y, cada vez más recurrentemente, por los “desvíos” de dineros burlados al erario nacional de parte de los altos oficiales de las FFAA y las policías.