«Cualquier intento de mejorar la seguridad energética reduciendo la dependencia europea de Rusia requeriría o bien una reducción significativa de la demanda total de gas o un gran incremento de las fuentes alternativas de suministro, pero ninguna de estas opciones parece probable», asegura Fitch Ratings en su informe. La agencia de calificación crediticia tiene razón: Europa no tiene socios que puedan sustituir a Rusia y lo que espera a Europa este invierno no es reconfortante.