En Chile actual, la gobernabilidad trabaja en beneficio del capital inversionista y el acatamiento a las reglas del juego impuestas por la OCDE, el FMI y el Banco Mundial. Eso ha hecho Bachelet con cada una de las vociferadas reformas, mutadas finalmente en papel mojado. Los casos de corrupción solamente coronan una verdad que el pueblo conocía desde hace tiempo. La presidenta nunca ha salido de la célebre frase que el escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa puso en boca de su personaje Tancredi: ‘Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie’.