Con una participación de más del 60 % en las elecciones regionales colombianas del 27 de octubre, mayor a la registrada hace cuatro años, el país político comenzó a rearmar el nuevo esquema de poder a partir del año próximo, partiendo de la estruendosa derrota sufrida por el Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, a lo largo y ancho del país.
Fue una de las campañas más intensas, con mayor número de candidatos y más alta participación electoral que se recuerde, llevada adelante en medio de la violencia que dejó siete candidatos muertos a manos de narcotraficantes y paramilitares, junto a decenas de dirigentes sociales, comunales, campesinos e indígenas también asesinados.