Es imprescindible contar con una dirección para la lucha, llámese partido, vanguardia, organización o como sea. Eso no constituye, como algunos malintencionadamente opinan, un grupo de “iluminados”. Son, simplemente, una guía para la acción. Pero, ¿qué es en definitiva sino eso un partido revolucionario? Sucede que hoy, luego de los terribles golpes que la derecha infringió al campo popular en estas últimas décadas, no hay partidos de izquierda sólidamente constituidos que estén a la altura de estas puebladas. Lo que siguió a todas estas rebeliones espontáneas lo deja ver. ¿Habrá que constituirlos entonces?