Rechazamos de manera intransigente los hechos de violencia suscitados a partir de las legítimas movilizaciones. En una sociedad democrática, la imposición de un Estado de Emergencia, junto con los toques de queda, ha dañado gravemente la memoria de Chile, especialmente, de quienes fueron vulnerados en dictadura. El carácter simbólico de estas medidas (incluso una vez derogadas) ha provocado otro tipo de enfrentamientos entre las fuerzas policiales, grupos minoritarios, y manifestantes pacíficos, conllevando la violación de los Derechos Humanos. No podemos negar que el reporte de las personas fallecidas, heridas, violadas y detenidas es altamente preocupante, de modo que cualquier silencio o aparente neutralidad implicaría indiferencia frente al dolor de las víctimas y nula responsabilidad social.