La administración de Ricardo Lagos (2000-2006) es recordada hoy –en todos los sectores de la izquierda criolla– como un gobierno que privilegió las grandes fortunas, los mega empresarios, las transnacionales y los intereses de los EEUU por sobre los chilenos.
Todo bajo la mirada cómplice del socialismo organizado en murga partidista, sabedor de que la derecha había cooptado al “faraón” Lagos Escobar años atrás, en 1989, cuando “la Concertación se bajó los pantalones”. Lagos fue uno de los artífices del contubernio que, mediante un plebiscito trucho, cimentó la fascistoide Constitución de 1980.