En la Cárcel Pública, Silva conoció al general Alberto Bachelet. Dormían en camas contiguas en la celda y por eso escuchó, de boca del propio general, las razones que lo llevaron al colapso cardíaco. Silva fue el único preso que estaba con Bachelet cuando sobrevino el infarto y lo asistió, junto al doctor Álvaro Yáñez, al momento de su muerte.