Cuando los de abajo se odian: La lógica del racismo
El dinero de un blanco vale lo mismo que el dinero de un negro, el de un traficante de drogas vale lo mismo que el de una viuda que se prostituye para criar a sus hijos. Sólo esa lógica podría probar que el capital es amoral y no se le podría atribuir la promoción de, por ejemplo, el racismo. ¿Por qué, entonces, las sociedades capitalistas más avanzadas han sido, a lo largo de los siglos, brutalmente racistas?
El peligro de la diversidad
[en el mundo] hay conflictos terribles por culpa de las diferencias étnicas y de identidad, de lo cual, se deduce, deberíamos renunciar al mayor logro de la Era moderna (y de otros períodos más antiguos) cuando se dejó de demonizar la diversidad y la igualdad en la diferencia, para convertirnos en lo que Fernando e Isabel lograron en España en 1492: la unidad de un país, no por la integración de lo diverso sino por la eliminación del otro: un país con una lengua única, una raza única, una religión única en la sociedad más diversa de la Europa de entonces. En 1492 los reyes católicos expulsaron a los judíos y a los moros, tan “hispanos” (o españoles, si forzamos la historia para adaptarla a la percepción del presente) como cualquier cristiano.
Exclusivo: un discurso de MLK del año 1964 sobre los derechos civiles, la segregación y el apartheid en Sudáfrica
Los primeros esclavos negros desembarcaron en las costas de América en el año 1619. Los llevaron hasta allí desde el suelo africano. A diferencia de los padres peregrinos que desembarcaron en Plymouth un año después, ellos fueron llevados contra su voluntad. Y durante la esclavitud, el Negro fue tratado de manera muy inhumana. Era una cosa para utilizar y no una persona a ser respetada. Hay un veredicto de la Corte Suprema de Estados Unidos del año 1857, conocido como el fallo Dred Scott, que ilustra bien esta idea y la situación que existía en ese momento. Este fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos decía, en esencia, que el Negro no es considerado ciudadano de Estados Unidos, sino simplemente propiedad de su dueño y, como tal, está sujeto a su mandato. Y luego decía que el Negro no tiene ningún derecho que el hombre blanco esté obligado a respetar. Esta es la idea que prevaleció durante los días de la esclavitud.