Apenas un día después del golpe de Estado que derrocó el Gobierno socialista de Salvador Allende–cuando el toque de queda absoluto impedía a la población salir de las casas y comenzaba la represión–, Augusto Pinochet envió una carta a Francisco Franco para comunicarle el próximo relevo del embajador de Chile en España y transmitirle su admiración: “Os ruego aceptéis los sinceros votos que formulamos por el bienestar de Vuestra Excelencia y por la grandeza de España”.