A un año del suicidio de Aaron Swartz —el activista por la libre circulación de la información en Internet— cuando tenía apenas 26 años, el Festival de Sundance acaba de estrenar una película acerca de la vida de ese maravilloso joven. Aaron se suicidó cuando estaba bajo la fuerte presión de decididos e inflexibles fiscales federales que lo detuvieron en la calle, cerca del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y lo acusaron de delitos informáticos.